ENTREVISTA A RUBÉN CHACÓN



Escritor, periodista, cantante, diseñador de juegos, padre de dos hermosos niños, pero sobre todo pensador y provocador de reflexiones… A pesar de que Rubén Chacón se siente muy identificado con el hombre del Renacimiento le encanta vivir en esta época, porque, al contrario de lo que mucha gente cree, aún quedan muchos misterios por resolver, muchas incógnitas por despejar, muchas preguntas que hacerse,  muchas conciencias por despertar y un montón de herramientas, redes sociales y medios de comunicación a nuestro alcance para afrontar los nuevos retos en compañía de los mejores. Y esta es la verdadera pasión de Rubén: rodearse de personas a las que no les dé pereza hacerse preguntas, a las que les excite resolver misterios…, que no le tengan miedo al tenebroso bosque de la desidia, si entre tanta hastío vital y tanto encefalograma plano, se intuye la recompensa del santo grial del conocimiento, que para él la cosa más sexy del mundo, para compartirlo con los demás, para generar conversaciones, diálogos, debates y más y más reflexiones…



Rubén Chacón a escrito un nuevo libro titulado "Reflexiones de Pelicula", que estará a la venta el día 17 de diciembre de 2016. Ese mismo día será la presentación de su libro a partir de las 19:00h. en la libreria El Olor de la Lluvia, Calle de las Maldonadas, 6, de Madrid. Rubén os espera con su libro!!!




 MARY: ¿Cuál fue el motivo que hizo que te lanzaras a difundir a la sociedad estas reflexiones que ayudan a despertar consciencias? 

 RUBÉN: ¿Sabes…? Es muy curioso que me hagas tú precisamente esta pregunta…

MARY: ¿Ah, sí… Y se puede saber por qué? 

 RUBÉN: Pues porque aún recuerdo muy bien la primera vez que entraste en contacto conmigo. Fue hace algo más de un año (en agosto de 2015). En tu mensaje me decías: “Buenos días, Rubén. Antes de nada quería felicitarte por tu Reflexión sobre Interstellar. De verdad que me has hecho llorar de emoción. Todo lo que dices es increíble, por la sencilla razón de que pienso y siento exactamente lo mismo. Y oírlo de otra persona me ha emocionado de una forma que es difícil de describir. Tengo un programa de radio que se llama la Odisea del Misterio. Tenía pensado realizar un especial dedicado precisamente a Interstellar. Pero al escucharte hasta he llegado a pensar que yo iba a quedarme corta. Por ello, me encantaría incluir tu reflexión en mi programa. Me encantaría que mis oyentes se emocionaran con tus palabras como he hecho yo”. Verás, he querido rescatar precisamente tus palabras porque, aparte de que son un halago y un regalo, recogen muy bien la esencia de la respuesta a la pregunta que me has formulado anteriormente. Desde que tengo uso de razón, mi principal medio de expresión ha sido la escritura. Siempre he escrito: para mis amores, para mis jefes, pero sobre todo he escrito para mí. Porque jamás pensé que mis devaneos y mis cuitas pudieran llegar a ser del interés de nadie más. Hasta que hace algo más de dos años alguien me dijo por primera vez exactamente las mismas palabras que tú me regalaste en agosto del año pasado. Lo expresó de una forma bellísima: “Estaba leyéndote, tumbada en el sofá, sin poder dar crédito a mis ojos: me sorprendías con cada una de tus frases, con todos y cada uno de tus argumentos. Me pasmaba cómo una persona expresaba mejor mis propios pensamientos: lo que a mí se me había ocurrido antes. Es como si acabara de leer algo que hubiera escrito yo misma si tuviera tu capacidad… No sé cómo explicártelo, es complicado, si no lo has experimentado. Yo nunca lo había sentido hasta que te leí: como si tuvieras la capacidad de penetrar directamente en mi cerebro e iluminar con tu escritura aquellas áreas que ni yo misma me he atrevido a explorar, y otras incluso cuya existencia desconocía…”. Si me preguntas cuál fue el motivo que hizo que me animase a difundir a la sociedad mis reflexiones, la respuesta es que cada vez con mayor frecuencia me fueron llegando mensajes de este tipo. Hasta que un día se lo comenté a mi buen amigo Carlos, el director del blog de cine Bandeja de Plata. Y él me dijo: Rubén, amigo mío, todo esto ya lo sé yo. ¿Por qué te crees que insisto tanto en que escribas en mi blog…? Así que, como una de mis principales fuentes de inspiración ha sido siempre el séptimo arte, decidí aceptar la invitación. Y así fue como nacieron mis primeras Reflexiones de Película.

MARY: ¿Cómo te defines? 

RUBÉN: ¿Cómo me defino…? Buena pregunta a la que ni yo mismo sabría responder… ¡Jajaja! Preguntero como el Escaramujo de Silvio Rodríguez, así soy yo… No para de cuestionarlo todo, hata que consigo ver claro lo que creía confuso. Aunque la mayor parte del tiempo, mi forma de ser y de estar en el mundo me lleva a darme cuenta de que aquello que creía tener claro es, en realidad, mucho más confuso de lo parece ante la mirada desatenta, irreflexiva. Pero eso no es lo peor de mí (¡jajaja!). Porque no contento con atreverme a cuestionarlo todo y a tener mis propios pensamientos, en lugar de callármelos y volverme loco en silencio y soledad, ahora voy por ahí compartiéndolos y gritándolos a los cuatro vientos. Eso sí, siempre partiendo de la premisa de sorprender al lector y despertar su curiosidad para, a través de un juego de inteligencia, proporcionarle una invitación irrechazable para que se atreva a participar en una de las acciones más subversivas y revolucionarias que se pueden llevar a cabo en estos días: pensar por sí mismo.

MARY: ¿Qué es para ti el misterio y la búsqueda de la verdad?

RUBÉN: Creo que es la cosa más sexy que existe. Lo que nos mantiene vivos, excitados, motivados, enchufados a la vida. El misterio nos embelesa, nos cautiva, nos mantiene noches sin dormir buscando respuestas. El misterio es amor y el amor está confeccionado a partir del misterio. Del mismo modo que dos amantes pueden seguirlo en tanto en cuanto se admiren mutuamente y ambos sean un misterio insondable para el otro, los seres humanos somos tanto o más humanos cuando sabemos admitir que nuestros vastos saberes son insignificantes en comparación con la inmensidad de nuestras ignorancias. Y aunque a algunos (incomprensiblemente) les llene de desconsuelo, hemos de aprender a apreciar con regocijo que aún queden preguntas por responder, porque es muy probable que el día que seamos capaces de responder a la última coincida con ese otro en que perderemos irremisiblemente la condición que nos caracteriza como especie. A pesar de que me siento muy identificado con el hombre del Renacimiento me encanta vivir en esta época, porque, al contrario de lo que mucha gente cree, aún quedan muchos misterios por resolver, muchas incógnitas por despejar, muchas preguntas que hacerse, muchas conciencias por despertar y un montón de herramientas, redes sociales y medios de comunicación a nuestro alcance para afrontar los nuevos retos en compañía de los mejores. Y esta es otra de mis pasiones: la de rodearme de personas a las que no les dé pereza hacerse preguntas, a las que les excite resolver misterios…, que no le tengan miedo al tenebroso bosque de la desidia, si entre tanta hastío vital y tanto encefalograma plano, se intuye la recompensa del santo grial del conocimiento, para compartirlo con los demás, para generar conversaciones, diálogos, debates y más y más reflexiones…

MARY: ¿Crees que la sociedad, del siglo XXI, está cambiando para mejor? ¿O que realmente estamos aún muy lejos de hallar el santo grial del conocimiento? 

RUBÉN: A pesar de que, me habría encantado vivir en la Florencia de finales del siglo XV y de que me siento muy identificado con el hombre del Renacimiento, adoro vivir en esta época, porque, al contrario de lo que mucha gente cree, aún quedan muchos misterios por resolver, muchas incógnitas por despejar, muchas preguntas que hacerse, muchas conciencias por despertar y un montón de herramientas, redes sociales y medios de comunicación a nuestro alcance para afrontar los nuevos retos en compañía de los mejores. Y esta es otra de mis pasiones: la de rodearme de personas a las que no les dé pereza hacerse preguntas, a las que les excite resolver misterios…, que no le tengan miedo al tenebroso bosque de la desidia, si entre tanta hastío vital y tanto encefalograma plano, se intuye la recompensa ese santo grial del conocimiento que tú mencionas, para compartirlo con los demás, para generar conversaciones, diálogos, debates y más y más reflexiones…

MARY: En el transcurso de nuestra existencia en este mundo, ¿cuáles crees que son los problemas que han ocasionado mayor conflicto y cómo podríamos para corregirnos y disfrutar de una vida más significativa? 

RUBÉN: La mayor parte del tiempo y la mayor parte de nosotros no nos percatamos de que, por primera vez en toda la historia de la humanidad, disponemos de todo lo necesario para tomar definitivamente el control de nuestras vidas, sin necesidad de guiaburros ni caminos trillados. Tanto nos dejamos embelesar y desorientar que hasta se nos olvida que un día partimos en busca del grial. Nos dicen que no hay para todos, que tenemos que competir, que este es un juego de tronos y que o ganas o mueres, cuando no es cierto... A los suministradores de respuestas capciosas les encantan este tipo de falsas dicotomías, porque mientras haya extremismos la rueda del hámster seguirá girando. Sin embargo, cada vez somos más los que pensamos de otra manera, los que somos conscientes de que, que el siglo XXI pase a la historia o que la historia no pase del siglo XXI, depende de que palabras como armonía, protección, respeto, convivencia, mesura o sostenibilidad sean los trending topic día sí y día también.

MARY: En tu último libro “Reflexiones de Película”, hablas de los retos que los seres humanos han de resolver en conjunto, ¿a qué retos te refieres?

RUBÉN: Desde el principio de los tiempos, todas las sociedades humanas, todas las culturas y civilizaciones, han tenido que enfrentarse con una serie de problemas, que siempre han sido los mismos: ¿Cómo valoramos nuestro tiempo, nuestra propia vida y la de los demás? ¿Cuáles son aquellos bienes que más estimamos y cómo los distribuimos? ¿Giran todas nuestras relaciones en torno al sexo y nuestro instinto reproductivo? ¿Cuáles son los modelos de familia que nos proporcionamos y cómo educamos a nuestros hijos? ¿Qué trato le proporcionamos al débil, cuál al extranjero…, y a nuestros mayores? ¿Qué debo hacer y qué puedo hacer con mi vida? ¿Qué debo esperar de ella? ¿Realmente tiene sentido creer en dios…? Estas ocho preguntas no son nuevas. De hecho, son probablemente las más antiguas. Y, sin embargo, si hay algo que podemos afirmar con rotundidad, es que paradójicamente nunca pasarán de moda: nunca perderán su vigencia. Desde las pinturas rupestres de las Cuevas de Altamira hasta los videojuegos de realidad virtual, pasando por las más prestigiosas universidades, pinacotecas, bibliotecas, discotecas, y los más importantes congresos, senados, templos, teatros y parques temáticos, encontramos respuestas a estas ocho grandes cuestiones a lo largo y ancho de nuestro planeta, y en todas las épocas.

 MARY: Así pues, ¿cuál es el objetivo principal que te has propuesto con el proyecto “Reflexiones de Película”? 

RUBÉN: Una simple visita al Museo Arqueológico basta para percatarse de que no importa la sala o la época que escojamos: que términos como prehistoria o sociedad de la información no son más que etiquetas que hemos ideado para tratar de explicar antropocéntricamente (como no podía ser de otra manera) la causalidad oculta de la vida. Relatos dentro de otros relatos… Y es que la mayor parte de nosotros sólo desea eso: una buena historia en la que creer. Un bonito cuento en el que tener fe. Una sencilla fábula que explique todo este sinsentido… De hecho, existen estudios que tratan de avalar la tesis de que la mayoría de nosotros no podemos soportar misterios sin solución positiva. Así que, como un simple encogimiento de hombros por respuesta no basta, el estudio de las sociedades más primitivas nos sirve para constatar que, desde bien tempranito no faltaron voluntarios dispuestos a aliviar a sus prójimos de la pesada carga de lidiar con el caos y la casualidad. Estos “generosos” individuos: los chamanes, adivinos, vates, sacerdotes, gurúes y predicadores sacrificaron su propia ignorancia para alimentar la de sus congéneres . Estos magos, como es lógico, estaban limitados por el nivel tecnológico de su época a la hora de crear las imágenes de las que se servirían para ilusionar, embaucar y movilizar a sus seguidores. Pero con la llegada del siglo XX, los ilusionistas consiguen ofrecernos su mejor truco. No es por casualidad que el tópico más típico para referirse al séptimo arte sea mencionar “la magia del cine”. El cine, y posteriormente la televisión, como principales manifestaciones de una cultura audiovisual sin precedentes en la historia, expulsan a la cultura impresa y se convierten pronto en las herramientas propagandísticas y de concienciación de masas por excelencia. Por ello, porque en estos tiempos en los que la imagen en movimiento lo es todo, he querido buscar las respuestas actualizadas que necesitamos precisamente en el cine, como principal manifestación de una cultura audiovisual sin precedentes en la historia. Por ello, porque nos ha tocado en suerte vivir en una época en la que el cine se ha convertido en esa gran ventana que nos emociona y nos conmueve, he tratado de comprender a través del cine cómo las películas contribuyen a construir nuestro imaginario colectivo y nos traslada marcos para la convivencia y la empatía.

INTERSTELLAR, HER, WILD, FELICES 140, FUERZA MAYOR, THE LEFTOVERS, MEN WOMEN & CHILDREN y LOURDES. Ocho grandes títulos para ocho grandes preguntas: el cine como excusa para pensar. Esta es la propuesta que, desde la sana curiosidad y más humilde de las modestias, constituye Reflexiones de Película. Respuestas que no son más que la actualización de otras respuestas anteriores que hoy ya han dejado de tener vigor y se han mostrado caducas. Del mismo modo que las soluciones que hoy nos son válidas e incluso aquellas que aún nos asustan por su “modernidad”, se verán superadas y derogadas por nuevas respuestas ante las mismas ocho grandes cuestiones. MARY: Me sorprende este libro sobre reflexiones de películas, porque es verdad que no todas las películas nos trasmiten los mismos valores, aunque no siempre como espectadores reflexionamos acerca de esto. Por ejemplo la película “Interstellar” nos habla de la gravedad del amor. Gracias a esta clase de películas ponemos el foco en los valores morales de los que depende la supervivencia de la humanidad como especie, ¿crees que el séptimo arte pueda llegar a convertirse en otro medio educativo para conseguir abrir consciencias y regenerar los valores humanos? RUBÉN: No sería justo pretender que todas las creaciones artísticas (de las que el cine no es más que su expresión más reciente y hegemónica) han sido creadas con la perniciosa intención de “manipularnos”. Nuestra historia del arte está preñada de criaturas cuyo germen no es otro que el amor: amor por el género humano, por su devenir, pero sobre todas las cosas, amor por su potencialidad de cara a un futuro que siempre puede ser mejor. Un amor que se percibe y que se trasmite, y ante cuya contemplación sentimos una suerte de descarga energética y emocional que nos transforma también en artistas a los espectadores que estemos dispuestos a adquirir la responsabilidad de convertirnos en hilos conductores de ese amor y esa energía depositadas en las obras maestras como lo es Interstellar. Requiere esta suerte de “embarazo” de una actitud generosa y reflexiva, de una suerte de dejarse penetrar por la idea que el artista pretende inocular en nosotros, acogiéndola y concibiéndola con cariño y ternura en nuestro seno, mezclándola con nuestro propio ADN, alimentándola con nuestra propia energía e ilusión para, después del pertinente período de incubación, dar a luz una nueva criatura que es hija de aquella otra y que nace con la potencialidad de ser a su vez progenitora de otras, más actualizadas, más pertinentes, más adecuadas para los tiempos en los que vienen al mundo. Y esto es precisamente lo que Reflexiones de Película pretende ser: una invitación a renovar la cultura, para promoverla al servicio de las personas que reclaman un puesto legítimo en la sociedad. Por ello Reflexiones de Película, más que un audiolibro, quiere ser un regalo amoroso y desinteresado. Una invitación en toda regla para que, partiendo de los pequeños problemas contingentes, detectemos juntos los dolores cotidianos que nos permitan remontarnos a las grandes causas, a las cuestiones históricas, a los problemas que se desprenden de nuestros comportamientos humanos, sociales, económicos y políticos. Sólo así (estoy convencido), iniciando conversaciones lúcidas, cobrarán forma los modelos culturales de que precisamos para utilizar con mayor provecho nuestra inteligencia potencial, poniéndola al servicio de la sociedad. Únicamente así, poco a poco, a través de diálogos conscientes, afianzaremos nuevos valores que nos conducirán a una mayor sabiduría colectiva. Y, ¿quién sabe?, quizás poniendo todos un poquito de nuestra parte, seamos capaces de salirnos de esta proyección y montarnos nuestra propia película.

MARY: ¿Cómo ve Rubén Chacón esta clase de películas, las ves como cualquier persona o te recreas en los pequeños detalles de cada escena? ¿Y qué les pedirías a los espectadores del séptimo arte? 

RUBÉN: A los lectores de Reflexiones de Película, como a todos los oyentes de La Odisea del Misterio, quisiera pedirles un favor: que la próxima vez que vean un film (cualquiera, el que sea: uno de los que les propongo en el libro u otro distinto, tanto da…), se presten tanta atención a ellos como a la película; que reconozcan su vulnerabilidad y permitan que la narración “les afecte”; y que compartan toda esta cosecha con sus familiares, con sus parejas, con sus amigos y conocidos, en persona, en un medio de comunicación o a través de las redes sociales. En ocasiones, algunas personas tenemos muy arraigada la creencia de que nada de lo nuestro podría suscitar el interés de los demás. Yo mismo, como os reconocía antes, hasta hace apenas dos años jamás habría soñado con escribir un libro así. Por ello, si este fuese también vuestro caso, amigos oyentes, me gustaría pediros un segundo favor: que os concedáis un minuto a pensar si esta idea es realmente vuestra o si cabe la posibilidad de que os la hayan inducido. Y, en su defecto, me gustaría garantizaros que siempre tendréis en mí un receptor agradecido, pues sinceramente me interesa mucho lo que tengáis a bien contarme, en persona (si queréis que os invite a un café), a través del e-mail: reflexionesdepelicula@gmail.com, en la cuenta de Twitter @Filosocine, o en la página que Reflexiones de Película tiene en Facebook.

MARY: ¿Cómo definirías la vida?

 RUBÉN: Como todo lo que nos dan gratuitamente, un regalo que en ocasiones no sabemos apreciar del todo hasta que amenazan con quitárnoslo… Como magistralmente lo expresó Tolkien a través del que quizás sea su mejor personaje (hablo de Gandalf el Gris): No nos toca a nosotros decidir cuándo vivir, sólo podemos elegir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado.

MARY: ¿Qué más admiras del ser humano? 

RUBÉN: Su curiosidad. Desde nuestra más tierna infancia, la curiosidad humana es infinita. Jamás se agota en su trajín de encontrar la respuesta a un por qué. Sin embargo, como bien sabemos los que tenemos niños, una contestación es la más tentadora invitación a formular otra pregunta. Los que seáis padres o docentes conoceréis bien esa paradójica mezcla de sensaciones que se produce al responder a una cuestión formulada por un niño. Pues si por un lado experimentamos un gratificante barniz de autoridad, por el otro somos conscientes de que, más tarde o más temprano, la curiosidad del infante se aproximará inexorablemente a los límites de nuestro conocimiento empírico. Inevitablemente, la siguiente cuestión está destinada a equilibrar la contienda: al reconocer su ignorancia frente al próximo por qué, niño y tutor, alumno y maestro quedan igualados. Este sería un magnífico momento para incentivar la curiosidad propia de la juventud, para delegar la responsabilidad de continuar ampliando las esferas del conocimiento humano en las nuevas generaciones. Pero también existe otra posibilidad… Una con la que tristemente parece que nos hemos aficionado: frente a la actitud madura y responsable de reconocer nuestra ignorancia, se halla la artera y ventajista posibilidad de inventarse las respuestas. ¿Por qué haría alguien esto…? Ya lo dijimos anteriormente al hablar de los chamanes, sacerdotes y otros timadores del espíritu: porque (aunque sea de una forma indigna) le reviste de autoridad, porque (aunque sea de una manera prevaricadora) le hace sentir especial, porque (aunque sea de una forma abyecta) se sabe admirado… Porque, en definitiva, (aunque sea de una manera injusta), le otorga poder. Carl Sagan (uno de los divulgadores a los que más admiración le profeso) lo resumió de una forma brillante al decir que la primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto la fe.

MARY: Ya que vas a ser colaborador de La Odisea del Misterio, y que en nuestro programa intentamos difundir y dar conocimientos a nuestros oyentes, me gustaría preguntarte, ¿cuál será tu trabajo como colaborador y cuál es tu objetivo? 

RUBÉN: ¡Jajaja! Si me lo permitís haré de mí mismo y me dedicaré a lo que mejor se me da: a haceros sentir incertidumbre ante las cosas que os parecen evidentes y a invitaros a que os planteéis si no os parecen evidentes ciertas cosas que hasta el momento se os antojaban misteriosas e inquietantes. ¡Os incitaré a dudar; cuestionarlo todo! Veréis como así la vida se torna mucho más divertida y emocionante. Eso sí: os aviso que este es un viaje sin retorno. Si nos decidís acompañarnos hasta el cierre de La Odisea del Misterio e internaros en la parte más recóndita y sombría del programa, nunca volveréis a ser los mismos. Prevenidos quedáis…


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